Reiki: una práctica para reducir la ansiedad

Reiki: una práctica para reducir la ansiedad
12 de julio de 2024

La ansiedad, ese compañero silencioso y frecuente que a menudo se cuela en nuestra vida, es un reflejo de los ritmos acelerados de la vida moderna y de la sensación de falta de control de nuestras vidas. La ansiedad nos invita, aunque de forma incómoda, a detenernos y escuchar las señales de nuestro interior.

En mi experiencia como practicante y maestro de Reiki, he visto cómo esta práctica no solo alivia los síntomas de la ansiedad, sino que ofrece un camino hacia un estado de paz duradera. El Reiki, que podríamos traducir como «energía universal de vida», actúa delicadamente sobre el cuerpo y la mente. A través de la imposición de manos, la meditación y una respiración consciente, canalizamos esta energía para desbloquear tensiones, calmar pensamientos intrusivos y reconectar con el equilibrio natural que reside en cada uno de nosotros. No se trata de «curar» la ansiedad en un sentido técnico, sino de proporcionar el espacio necesario para aceptarla y transformarla en aprendizaje y fortaleza interior.

¿Cómo funciona el Reiki frente a la ansiedad?

Aunque el Reiki no es una terapia sustitutiva a la medicina, diversos estudios han comenzado a explorar su efectividad. Por ejemplo, investigaciones realizadas en entornos clínicos han demostrado que el Reiki puede reducir muy significativamente los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y promover un estado de relajación profunda. Esta conexión entre cuerpo y mente es clave, pues al relajarnos, nuestro sistema nervioso parasimpático entra en acción, permitiendo que el cuerpo se repare y la mente se serene. Un estudio publicado en el Journal of Evidence-Based Complementary & Alternative Medicine encontró que las sesiones de Reiki pueden disminuir significativamente los niveles de ansiedad y aumentar el bienestar general en pacientes con cáncer. Otro análisis clínico, publicado en el Journal of Pain Symptom Management reporta que el Reiki puede ser efectivo para reducir el dolor y la ansiedad en pacientes oncológicos en fases avanzadas. Sin embargo, más allá de las cifras y los estudios, la verdadera magia del Reiki se siente en el momento presente. En cada sesión, los practicantes suelen describir una sensación de calor, una vibración sutil, como si una corriente amable les envolviera y protegiera. Y es precisamente esa grata serenidad la que devuelve la confianza para afrontar el día a día.

Practicar Reiki es mucho más que aliviar síntomas; es un viaje hacia la autocompasión y la aceptación. En un mundo donde se nos exige tanto, la ansiedad puede aparecer como un grito del alma que pide calma, un recordatorio de que necesitamos respirar, detenernos y escuchar. Reiki nos invita a hacer justo eso: pausar, observar y aceptar.

Si sientes que la ansiedad te atrapa, permítete explorar el Reiki como un refugio, un espacio para reconectar contigo misma. La ansiedad suele ser una dolencia solitaria, pero no debería ser así. Todos sufrimos, en diferente medida, el sufrimiento que comporta. Al igual que las estaciones de la vida, que nos enseñan a aceptar la belleza del cambio, el Reiki nos muestra que cada experiencia, incluso la más desafiante, puede ser transformada en conocimiento y equilibrio.

En última instancia, el Reiki no promete borrar la ansiedad, aunque muchas veces lo consigue, pero siempre mejora el estado del que la sufre, y nos enseña a convivir con ella desde un lugar de serenidad y esperanza. Te invito a dar ese primer paso hacia el bienestar, confiando en que, al igual que el agua siempre encuentra su cauce, tu energía sabrá encontrar su equilibrio.

Jordi Ibern

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