Descubriendo la meditación zen

Chica practicando meditación zen en casa.
16 de febrero de 2024

La meditación zen, también conocida como zazen, es un antiguo arte que encuentra sus raíces en el budismo Mahāyāna y florece a través de las enseñanzas del budismo chan, originario de China. La palabra «zen» es la versión japonesa de chan, la cual, a su vez, proviene del sánscrito dhyāna, que se traduce como «meditación».

Este camino de meditación profunda se gestó en China como una síntesis única de influencias taoístas y budistas. A diferencia de otras escuelas budistas que se centran en el estudio de textos sagrados, el budismo chan enfatiza la meditación directa, buscando la iluminación en el presente. Esta perspectiva evolucionó con el tiempo y se transformó en el budismo zen que conocemos hoy en día cuando llegó a Japón.

El zazen, práctica central de la escuela budista Sōtō Zen, se ha convertido en la esencia del budismo zen japonés. Sentarse en meditación, ya sea en la posición de loto o en una silla si es necesario, se realiza en completo silencio. La atención se concentra en la respiración, mientras los pensamientos son observados sin apegarse a ellos.

Más allá de reducir el estrés y la ansiedad, el zazen tiene el poder de proporcionar una mayor claridad mental y un sentido general de bienestar. Sin embargo, su regalo más precioso es la experiencia de disolver la barrera entre el yo y el universo, generando un profundo sentido de pertenencia espiritual.

Al sumergirse en la práctica, se trascienden los límites de la identidad individual, y se experimenta una conexión profunda con todo lo existente, desde seres humanos hasta animales, plantas y más allá. Esta conexión conduce a una sensación de paz, plenitud y compasión hacia uno mismo y los demás. A través de la meditación zen, se cultiva una comprensión profunda de la interconexión de todo y se accede a la verdadera naturaleza de la realidad.

Jordi Ibern

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